Hoy, después de 28 meses trabajando para el mejor de los jefes, diseño con gratitud y amor la postal 900 y se alegra mi corazón porque hemos sido edificados por su palabra todo este tiempo. Cada día hemos visto su poder y su gloria porque no hay otro como él.
Hoy, nuestro grande y poderoso Dios, Jehová de los ejércitos es digno de ser alabado y exaltado porque ha extendido su brazo cada día para soportarnos, sustentarnos, defendernos, ayudarnos, bendecirnos y restaurar nuestro camino. No tengo palabras para decirle cuánto le amo y cuán agradecida estoy de su inmensa bondad y misericordia.
Respondamos juntos estas preguntas y demos gracias a Dios. Yo me animé y empecé para dejar mi testimonio y animarte a decir conmigo a viva voz: “Cuán grande es Dios”
¿Recuerdas de dónde te sacó Jehová?
-A mí me sacó de un estado de nerviosismo y temor permanente. De una mentira del enemigo que creí por años y que había hecho fortalezas en mi mente.
¿Recuerdas cómo fuiste y dónde estabas? ¿Y cómo eres hoy?
-Fuí una persona celosa, egoísta y con baja autoestima. Hoy soy libre y me amo porque Dios me ha hecho a su imagen y semejanza. Hoy sé quién soy y cuál es el propósito de Dios para mi vida.
¿Recuerdas de qué te salvó y sanó el Señor?
-Me salvó de las mentiras del enemigo, abrió mis ojos y me ha sanado física y espiritualmente, para siempre. Me han diagnosticado una enfermedad auto inmune sin cura, pero él ya me sanó en la cruz, lo creo y lo declaro cada día y hoy me permite gozar de un perfecto estado de salud.
¿Recuerdas que su fidelidad te sostuvo y te sigue sosteniendo?
-He visto su fidelidad cada día en mí vida y en mi entorno familiar. He constatado con mis ojos, que lo que él ha dicho lo cumple y sus promesas son verdad.
¿Recuerdas quién te proveyó cuando no había nada?
-Dios nos dio a mi esposo y a mí lo que no teníamos cuando no había nada y nuestra cuenta estaba en números rojos.
¿Recuerdas que mano estuvo ahí cuando todos salieron corriendo?
-La mano del Señor fue mi consuelo y soporte cuando mis amigos me dieron la espalda por acercarme a él y declarar su amor. Hoy lo recuerdo con gozo y como parte de mi testimonio.
¿Recuerdas quién te consoló y abrazó a pesar de tu rebeldía?
-El Señor me consoló a pesar de que mi mente pensó lo incorrecto, mis pies pisaron donde no debían y mi boca dijo lo que no era sabio. Él no me señaló, él me abrazó y perdonó.
¿Recuerdas quién contestó tus oraciones y obró un milagro en tu vida?
-He perdido la cuenta de cuántas oraciones ha respondido el Señor. Y milagros he visto muchos, el primero y que más presente tengo es conseguir ayudar a toda mi familia al mismo tiempo para que salieran de una situación difícil sin saber cómo lo haría, sólo confiando en él.
¿Recuerdas que el regalo más grande que te ha dado no tiene precio y pensó en ti sin que tú le conocieras porque te ama?
– Me han regalado cosas de valor, costosas y preciosas, pero el regalo más bello es la paz y salvación que recibí de mi Dios en su hijo Jesucristo. Y he comprendido que de nada sirve tener las cosas más bellas del mundo sino hay paz en el corazón.
¿Recuerdas que él vistió un planeta de hermosura para que lo disfrutaras?
-Hoy, valoro cada cosa que ven mis ojos. Me detengo a ver la perfección de la naturaleza y me invade la gratitud. Ver como llueve, como sale el sol, como crece una planta, como florece, como vuelan las aves, como se levantan las montañas y corren las aguas por los ríos. Disfruto mucho ver el firmamento en la noche y contar las estrellas que me recuerdan que Dios ni siquiera nos dejó a oscuras en la noche porque nos dio un lucero inmenso que ilumina nuestra tierra, nuestro andar.
¿Recuerdas que te concedió una familia, una pareja y unos hijos para bendecirte y pulir tu carácter?
– Cuando me detengo a observar los ojos de mi esposo y el milagro de poder verlo, doy gracias a Dios. Cuando puedo hablar con mis padres y mi hermano, otra vez exalto el nombre del Señor porque su bondad se ha extendido a toda mi familia. Les amo porque sé que Dios pule mi carácter a través de mi convivencia con ellos. Les bendigo y oro por ellos para que también sean hallados en gracia delante de Dios.
Recuerda como yo todas las cosas que hacen grande a Dios y seamos gratos con nuestro Padre Eterno. Seamos hijos agradecidos y reconozcamos que su amor y misericordia nos han salvado y hoy nos tienen donde estamos; libres de condena, aceptos a pesar de nuestros errores, salvos, vencedores y victoriosos en su hijo.
¿Hay algo más qué decir?
¡Gracias, Gracias, Gracias por siempre Señor!!
¡Cuán grande eres Dios!
Trabajando y sirviendo al mejor de los jefes,
Laura Sánchez.