
Gran error el de nuestros tiempos, respecto a la educación de los niños. Gran error la tolerancia que se tiene a la rebeldía y a la libertad convertida en libertinaje de los niños y adolescentes de nuestros días. Los titulares de ayer y hoy en España inundan las portadas con una trágica noticia. Un niño de 13 años mata a un profesor con una ballesta y un machete y hiere a otra profesora y algunos compañeros del colegio. Y después de leer esta tragedia te preguntas. ¿Por qué? ¿Dónde estaban los padres de este niño?¿Por qué tenía armas?¿Dónde aprendió esto?¿Dónde lo vio?¿Por qué creyó el engaño del enemigo que le animó a pecar y agredir a sus semejantes?
Y entonces el Señor puso en mi corazón compartir esta palabra y orar sin cesar por los niños, porque ellos serán los hombres del mañana. Dios es maravilloso y nos da la oportunidad de ser dadores de vida y concebir seres que más tarde serán hombres y mujeres en la sociedad, pero antes es necesaria una larga tarea de instrucción y educación. Yo no tengo la oportunidad de ser madre aún pero la maternidad es algo que me hace mucha ilusión, pero cuando leo este tipo de noticias, pienso que los tiempos que vivimos y la sociedad que nos rodea es un factor tan contaminante e influyente en el desarrollo de los niños que me detengo a pensar y me desánimo.
He pedido a Dios que me inspire para escribir este texto. No soy madre pero soy tía de un hermoso niño de 5 años que me quiere mucho y se porta muy bien con su tía hasta que no le concede lo que quiere. Pero entonces es el momento de recordar que mi forma de amarlo es corregirlo, instruirlo, hablar con él y decirle que no debe reaccionar de forma violenta porque no consigue lo que quiere, cuando quiere. Le recuerdo que yo soy su tía y debe obedecer mi instrucción. Lo hago porque quiero lo mejor para él aunque no lo entienda.
Si les amas, corrígelos a tiempo. Porque un Padre que ama a sus hijos los corrige, como hace Dios con sus hijos.
Porque Jehová al que ama castiga,
Como el padre al hijo a quien quiere.
Proverbios 3:12
¿Es Dios acaso un maltratador por aconsejarnos corregir a los más pequeños? Nunca!
Dios nos invita a educar seres humanos sensibles, nobles, correctos, respetuosos, responsables, educados, obedientes, personas que en su edad adulta puedan discernir con claridad los caminos que elijen porque han tenido una instrucción sabía desde su niñez. Está claro que para ser padres no hay una escuela como tampoco la hay para tener un matrimonio de éxito, pero con la ayuda de Dios todo es posible y si a él le entregamos cada día, la vida de las personas que conforman nuestro hogar y vinculo familiar, él nos ayudará y guiará para que en cada uno reine el amor y el respeto.
No des rienda suelta al libertinaje de hoy en día malinterpretado y mal llamado: “libertad”. Esfuérzate en educar a tus hijos. Si los tienes eres responsable de ellos y Dios quiere ayudarte en esta difícil tarea, de la mejor manera, por eso te dice como hacerlo.
Castiga a tu hijo en tanto que hay esperanza;
Mas no se apresure tu alma para destruirlo.
Proverbios 19:18
Tú eres el padre y ellos los hijos. Ellos deben obedecer tu instrucción no al revés, como muchos padres que terminan sujetos a la voluntad de sus hijos. No estoy hablando de ser un padre dictatorial y castigador, pero si un padre que ejerza su rol de padre y su papel de instructor y ejemplo de vida. No maltrates a tu hijo pero recuerda que una forma de hacerle daño es no castigarlo e ignorar sus faltas, porque más tarde la vida le pasará factura y quizás sea demasiado tarde.
Soy una mujer joven , considero que lo soy (risas), tengo 30 años y durante mi niñez mis padres no dudaron nunca en castigarme si lo merecía, no dudaron en pegarme alguna palmada, castigarme o literalmente darme con la vara porque debía aprender la lección después de mis faltas y hoy puedo decir, como sé que muchos lo dirán conmigo, que no soy una persona traumatizada ni maltratada. Soy una mujer educada y respetuosa.
Valoro la labor de mis padres en mi educación y la de mi hermano porque nos enseñaron a obedecer, a entender que nuestros actos tienen una consecuencia y a ser conscientes de ello. Mi hermano y yo aprendimos que ellos eran la autoridad y les debíamos respeto, aprendimos a pedir las cosas no a exigirlas, aprendimos a pedir siempre el favor y dar la gracias, no a reclamar ni a ser ingratos y como estos, innumerables valores que nos transmitieron nuestros padres con su corrección. No somos perfectos, pero esto nos ayudó a ser quienes somos hoy y entonces sé que el día de mañana, cuando Dios me de la oportunidad de ser madre, yo seré igual con mis hijos.
Es necesario que los niños sean niños y los padres sean padres, es necesario que los primeros se sujeten a la autoridad y los segundos cumplan su papel. Vivimos tiempos muy difíciles. Padres maltratados y agredidos por sus hijos, así como niños agredidos física y psicológicamente, traumatizados por sus padres.
Debemos orar pidiendo la sabiduría necesaria para educar a los más pequeños porque ellos serán la sociedad del mañana. Debemos pedir al cielo entendimiento para los padres que no saben como corregir y educar a sus hijos. Oremos por los más chicos, más vulnerables y susceptibles a la desobediencia y rebeldía. Oremos por sus mentes y corazones para que Dios los guíe e instruya primeramente. Oremos para que ellos se nieguen a creer las mentiras del enemigo y aprendan a resistir con firmeza su engaño que les lleva al pecado y al error. Oremos para que nuestros niños sean hombres y mujeres de bien que amen la verdad y la justicia y sean luz donde quiera que vayan, pero recuerda que para que esto sea posible es necesario que cumplas tu papel y rol de padre.
Educar con amor es corregir a tiempo para no lamentar más tarde el tropiezo de un hombre.
Trabajando y sirviendo al mejor de los jefes,
Laura Sánchez.
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