¡Ha nacido nuestro Rey!

Hace más de 2.000 años una mujer sufría dolores de parto y daba a luz a un niño en un establo. Allí, en medio de vacas, burros, ovejas y heno, nació nuestro Rey, nuestro Salvador. Parece un guión de película pero es la película más hermosa jamás contada. Dios quiso que así fuese, que su hijo naciera para perdón y salvación de los hombres de la forma más sencilla y humilde. Dios quiso que ese bebé viniese a la tierra para darle vida a la humanidad. No a unos cuantos, sino a todos, incluidos tú y yo.

Quizás Jesús no nació en este fecha exactamente, muchos estudiosos dicen que nació realmente en el mes de marzo, pero es la fecha en la que celebramos mundialmente el nacimiento de nuestro rey, un rey humilde y cercano, un rey noble y sencillo. Dios envío a su único hijo para enseñar al hombre de qué forma vivir. Él siendo el hijo de Dios no necesitó privilegios ni asistencia médica, ni trajes de lujo para ser vestido. Él nos enseñó desde su nacimiento el significado de la humildad y aún naciendo en un pesebre sin apenas espacio, es un príncipe y reinará por siempre, porque lo que hace parte del plan de Dios se cumple sin importar las condiciones y circunstancias.

El cristianismo celebra hoy su segunda fecha más importante, el nacimiento de Jesucristo, que es junto a la celebración de su muerte y resurrección la fecha más destacada de nuestra fe. Hoy celebramos que nació nuestro salvador y redentor, la esencia de Dios hecha hombre para acercarnos al Padre y hacernos merecedores de su reino.

No podemos quedarnos quietos ni guardar silencio. Nos alegramos y gozamos porque nuestro Dios nos dio el mejor de los regalos en su hijo amado. ¡Vida nueva, Vida Eterna!

Recordemos su palabra:

«Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz.”

Isaías 9:6

¡Feliz Navidad!

Trabajando y sirviendo al mejor de los jefes,

Laura Sánchez.

No te quedes sin el mejor regalo esta Navidad

¡Este regalo es para ti!

Esta hermosa caja es un obsequio que contiene el mejor de los regalos. En ella no hay dinero ni un viaje ni joyas ni ropa. En ella puedes encontrar un sinnúmero de detalles que nadie jamás te podrá regalar porque no se pueden pagar ni tampoco están en venta.

Es un regalo sin precedentes que marcará tu vida y te hará diferente, un regalo que puedes compartir y enseñar orgulloso, un regalo que te encantará. Lo ha hecho Dios especialmente para ti, y hoy quiere que disfrutes y conozcas lo que él te regala por amor.

Al abrir la caja encontrarás un regalo intangible pero palpable, encontrarás que no hay brillo ni destellos relucientes porque para hacerte este regalo hubo lágrimas y sangre. Es un regalo que costó mucho y su valor es incalculable. Este regalo ha sido marcado con tu nombre por el mismo Dios y contiene una lista de bendiciones que te ofrece el Señor como regalo de gran estima por su infinita misericordia y amor. Y son:

+ Salvación

+ Perdón

+ Libertad

+ Sanidad

+ Victoria

+ Amor

+ Esperanza

+ Vida Eterna

+ Restauración

+ Paz

+ Luz

+ Gozo

En estas fechas, no te prives de recibir el mejor de los regalos en Cristo Jesús.

Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado á su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.” Juan 3:16

¡Feliz Navidad!

Trabajando y sirviendo al mejor de los jefes,

Laura Sánchez.

Es Navidad, decora tu vida con el Amor de Cristo

Para estas fechas, las luces, los colores y el esplendor de la Navidad inundan las calles. Las ciudades reciben premios por la decoración que lucen, y nosotros estamos inmersos en la festividad, radiantes y llenos de alegría, celebraciones, agasajos, reuniones, cenas, familia, amigos, compañeros de trabajo, regalos, detalles, llamadas, mensajes, tarjetas, abrazos, saludos pero… ¿y el verdadero significado?

Jesús es el verdadero motivo de celebración. ¿Pero dónde está? ¿Está adornando el pesebre o vive en tu corazón? Ahora cito la frase de una canción que tiene mucha razón: “Jesús es más que hincarse en el altar y hacer de esto alarde”, es más que decorar el árbol de Navidad y tener un detalle con el vecino. Jesús nació para cambiarnos, nació para darnos vida, vida eterna. Él quiere que los demás le vean a través de nuestra forma de ser todos los días de la vida, no sólo el último mes del año. Él quiere que tu rostro hable y declare quién vive en tu interior.

Siendo rey de reyes, nada más y nada menos que el Hijo de Dios, no nació en una clínica de lujo, no nació en un palacio, no tuvo asistente en el parto, no tuvo cuna ni abrigo. Jesús nació de la forma más humilde y precaria que nos podamos imaginar para que entendamos la humildad, sencillez y nobleza de nuestro Dios. Jesús no tuvo privilegios, nació en el exilio, porque sus padres huían y eran perseguidos. Nació en un sitio donde ni siquiera había espacio suficiente para el Rey del Universo. No había sitio para nuestro salvador. Cuando leo estas palabras en la Biblia, me pregunto: ¿Qué hubiese pasado si las personas de Belén hubiesen sabido que el que nacía era el Hijo de Dios? Quizás habría sobrado espacio para que María tuviese un parto relativamente cómodo. Pero la realidad no fue así, Dios quiso que naciese entre paja y heno porque su Hijo, al margen de las circunstancias, reinaría por siempre.

La Navidad es la fecha que marca nuestra historia y por eso lo celebramos. Fuimos un antes y un después, y nuestro punto de inflexión se llama Jesucristo. Él nos dio un pasado y un presente, él cambió nuestro futuro y nos aseguró una esperanza de Vida Eterna, y por eso para nosotros la Navidad es una fecha importante porque nació nuestro Salvador y Redentor. Nació quien nos daría la Victoria eterna. Nació nuestro abogado y defensor delante de Dios. ¿No es suficiente el motivo para celebrarlo y gozarnos?

Disfruta que nuestro Rey ha nacido y en esta Navidad decora tu vida con el amor de Cristo.

Trabajando y sirviendo al mejor de los jefes,

Laura Sánchez.

Hay gigantes, pero nadie es más grande que Dios.

Don Quijote de la Mancha imaginaba que los molinos de viento eran enormes y peligrosos gigantes. Realmente, no eran más que enormes construcciones pero él las veía como inmensos gigantes con los que se tendría que enfrentar. Nosotros nos enfrentamos a molinos diariamente, perdón, gigantes. Unos verdaderos, otros inventados y otros que, siendo pequeños, nosotros mismos hacemos enormes.

A lo largo de mi vida, 30 años, han aparecido diferentes gigantes, unos más grandes que otros y algunos a los que yo misma, con mis preocupaciones, les di poder y los hice más gigantes de lo que realmente eran. Años más tarde, después de conocer al verdadero Dios y convertir mi fe en una relación estrecha con Él, me explicó que estaba equivocada temiendo a esos gigantes. Me animó a confiar porque él es quien pelea por mí y me enseñó a no temer, aunque vengan contra mí enormes gigantes porque él está conmigo, es mi defensa y escudo.

El Señor me hizo entender que la vida va de batallas que se ganan o pierden a diario, que la vida implica una pelea constante entre lo bueno y lo malo, una lucha entre el bien y el mal, un enfrentamiento entre dos fuerzas: la luz y la oscuridad. Dios me permitió conocer que formo parte de esta batalla pero que no estoy sola, él me dio las armas para defenderme, me dio poder, autoridad en su Hijo y cuento con su compañía y respaldo porque él va delante de mí. Así que gigantes vendrán, volverán, seguirán atacando, unos más grandes que otros, otros enormes y aparentemente invencibles pero ¡no debemos temer! Temer o no, es una decisión. ¡Yo decido no temer!

Desconozco el tamaño del gigante al que te enfrentas hoy, no sé si está cerca o apenas lo ves venir a pasos agigantados desde lejos. Pero lo que hoy quiero transmitir en este mensaje es que debemos confiar en Dios porque él no nos dejará y ningún gigante es mayor que nuestro Señor. Nada tiene más poder que Jehová de los ejércitos. Ni enfermedad ni dolor ni fracaso ni tristeza ni las deudas ni los problemas, ninguno es más grande que nuestro Señor. Esos gigantes van a ser derribados si crees. Ten fe y confía, ¡no temas!

Hace pocos días, compartía en un mensaje el diagnóstico clínico que me dieron hace 4 años. Ellos, “los médicos”, han dicho que padezco una enfermedad auto-inmune degenerativa sin cura, Esclerosis Múltiple. No se hereda, no se contagia, no se transmite pero me tocó, así como cuando te ganas un premio. Pero desde entonces, sé que el poder de Dios me ha sanado, y cuando mi familia y amigos me ven no creen que padezca esta enfermedad.

Hoy, después de algunos meses, tuve cita con el especialista para el control rutinario y el resultado de la última resonancia magnética. Y la neuróloga me ha dicho que hay más señales degenerativas en mi cerebro, y que aunque no he experimentado sensaciones ni cambios aparentes, hay un daño, ”cicatrices” importantes en mi cerebro. Como quizás te sientas tú en este momento mientras lees estás líneas me sentí yo esta mañana, ¡sorprendida! ¿Qué ha pasado? ¿Por qué avanza tan rápido?¿Por qué me pasa esto?¿Cómo estaré dentro de diez años? Pero recordé que no debo temer, mi Dios es poderoso y para él no hay nada imposible, y sé que él se glorificará en esta situación que enfrento. Él no abandonó a Job cuando estuvo mal, él restauró su vida y premió su fidelidad. Este gigante que hoy vino a mi vida a intranquilizarme no es más grande ni poderoso que Dios, así que decido no temer. Confío en Dios porque él es ¡grande, fuerte e invencible!

A Dios amaré todos los días de mi vida y le serviré con todas las fuerzas de mi corazón aunque no tenga suficientes fuerzas físicas y el temor intente nublar mi mente. Él multiplica mis fuerzas, me sana, restaura, anima y promete acompañarme todos los días, igual que a ti. ¡No temas!

Trabajando y sirviendo al mejor de los jefes,

Laura Sánchez.

Sin fecha de caducidad por su misericordia.

Las latas de conservas tienen una fecha limite de consumo, una vez cumplida la fecha están caducas, no sirven y se tienen que tirar. Tú y yo teníamos fecha de caducidad, teníamos pocas esperanzas, íbamos deteriorándonos cada día y estábamos cerca de la fecha límite de consumo. Pero un día, Dios se compadeció de nosotros y por amor nos dio su perdón, nos regaló vida, y hoy, gracias a su regalo de salvación en Jesucristo, esa fecha de caducidad se eliminó. Ya no somos perecederos, en la cruz Jesús nos dio eternidad.

La paciencia y amor de Dios nos ha permitido sobrevivir. Un día fuimos candidatos a caducar pero en su hijo fue renovada nuestra esperanza, en él fue cambiado nuestro futuro y hoy nos gozamos en fe porque esperamos su promesa de vida eterna. No habrá fin para los hijos de Dios porque a su lado viviremos eternamente y ya no habrá más dolor, tristeza. No habrá muerte ni maldad. No necesitaremos la noche porque él será nuestra luz perpetua.

Demos gracias a Dios que nos dio vida, que tuvo misericordia y no nos ha pagado conforme a nuestra maldades. Exaltemos el nombre de nuestro Señor que nos ha dado una esperanza y una ilusión para vivir esta vida mientras llega el día de la victoria y estar a su lado por los siglos de los siglos.

Digamos juntos:

“Gracias Señor, porque no sé dónde estaría hoy. Por tu misericordia he sido perdonado, salvado y restaurado. Te amo y me gozo en la esperanza de vida eterna que me has dado en tu hijo amado, Jesucristo mi salvador”. Amén.

Trabajando y sirviendo al mejor de los jefes,

Laura Sánchez.

Todos los días son especiales para dar GRACIAS


Todos los días son especiales para levantar la mirada al cielo y decir en voz alta: ¡GRACIAS Señor! Muchos son los motivos para exaltar las bondades de nuestro Dios y aunque hoy es un día en el que muchas personas celebran la gratitud para con Dios, realmente todos los días son especiales para ser agradecidos y recordar las bendiciones del Señor. Hoy se celebra el día de Acción de Gracias o Thanksgiving Day y por eso el mensaje de hoy va enfocado a la gratitud.

Leamos juntos la primera parte del Salmo 103. Es un hermoso texto que habla de la gratitud a Dios por cada una de sus bondades:


Bendice, alma mía, a Jehová,
y bendiga todo mi ser su santo nombre.
Bendice, alma mía, a Jehová,
y no olvides ninguno de sus beneficios.
Él es quien perdona todas tus maldades,
el que sana todas tus dolencias,
el que rescata del hoyo tu vida,
el que te corona de favores y misericordias,
el que sacia de bien tu boca
de modo que te rejuvenezcas como el águila.

 

Jehová es el que hace justicia
y derecho a todos los que padecen violencia.
Sus caminos notificó a Moisés,
y a los hijos de Israel sus obras.
Misericordioso y clemente es Jehová;
lento para la ira y grande en misericordia.
No contenderá para siempre
ni para siempre guardará el enojo.
No ha hecho con nosotros conforme a nuestras maldades
ni nos ha pagado conforme a nuestros pecados,
porque, como la altura de los cielos sobre la tierra,
engrandeció su misericordia sobre los que lo temen.
Cuanto está lejos el oriente del occidente,
hizo alejar de nosotros nuestras rebeliones.
Como el padre se compadece de los hijos,
se compadece Jehová de los que lo temen,
porque él conoce nuestra condición;
se acuerda de que somos polvo.

 

Cómo dice la Biblia la bondad de Dios es inmensa y extensa.
Él nos ama y nuestra actitud debe ser de gozo y gratitud constantemente, porque todas las cosas nos ayudan a bien y por ello debemos ser agradecidos.

 

Mira a tu alrededor. ¿Qué motivos hay por los que puedas dar GRACIAS a Dios? Si no se te ocurre nada o piensas que no hay muchos, aquí una pequeña lista de motivos por los que vivir eternamente agradecidos con el Señor.

 

1. Por darnos la vida, su bendición y protección.
2. Por crear un planeta hermoso y maravilloso para nosotros.
3. Por darnos perdón y vida eterna en su Hijo, Jesucristo nuestro Señor.
4. Por nuestra familia (padres, hijos, pareja, abuelos, etc)
5. Por responder cada una de nuestras oraciones y sostenernos en medio de las pruebas.


6. Por darnos libertad, sanidad física y espiritual.
7. Por nuestro trabajo y alimento.
8. Por su fidelidad y misericordia
9. Porque podemos caminar, hablar, ver y escuchar cada mañana.
10. Porque el sol sale cada día para todos….

…. y podríamos seguir.


Hay tantos motivos como estrellas para estar agradecidos con Dios.


Hace cuatro años el médico me entregaba el diagnóstico de una enfermedad sin cura y degenerativa. Hace 4 años mi sonrisa tenía 26 años pero hoy sigo sonriendo igual o quizás mejor porque el amor de Dios y su poder, me animan cada día, me hacen recordar que por encima de Dios no hay nada ni nadie. Él me ha sanado desde hace 2000 años y la Esclerosis Múltiple es sólo un amargo diagnóstico.


En cada revisión los médicos se sorprenden por el lento progreso de la enfermedad, y yo me alegro aún más cuando recuerdo que el mejor especialista me atiende en cualquier momento, las 24 horas del día y sin pedir cita. Él me creó y me conoce a la perfección. Él conoce mis debilidades y sabe cuando soy frágil. Él me sostiene, él me
levanta y renueva cada día mi vida y yo le amaré y viviré agradecida todos los días de mi vida porque después moriré para renacer y volver a decir: ¡Gracias!


Por la bondad de mi amado Dios, hoy digo: GRACIAS Señor. ¿Y tú?


Trabajando y sirviendo al mejor de los jefes,
Laura Sánchez.

A pesar de tu error, él murió por ti.

Cuando éramos niños y hacíamos travesuras, nuestros padres imponían su carácter y nos corregían reprendiéndonos y en algunas ocasiones castigándonos para corregir nuestros errores. Cuando crecimos y nos hicimos mayores nuestros padres ya no recurrían al castigo de la niñez, prohibiéndonos cosas que nos hacía ilusión hacer sino a la lección que pedía nuestra edad y madurez. A diferencia de esto, Dios no nos ha castigado conforme a nuestras rebeliones. (Salmos 103:10)

Hoy, que somos adultos y la infancia y la adolescencia quedaron atrás, tenemos la oportunidad de acercarnos a nuestro Padre Celestial para reconocer nuestros errores y a cambio no recibir ningún castigo, porque Dios, en su infinita misericordia, cuando aún éramos pecadores entregó a su único hijo por nosotros.

¿Alcanzas a entender la magnitud de su amor? Yo no tengo hijos aún pero muchos de ustedes si y me imagino que como padres no pensarían jamás entregar la vida de sus hijos por nadie y mucho menos por gente desconocida y que además no lo mereciese. Me lo planteo y sé que yo no lo haría. Entonces, ¿por qué permitió Dios que su hijo muriera por un montón de desconocidos, entre los que estamos tú y yo, y además decidió perdonar nuestras faltas evitándonos el castigo con la muerte de Jesús en la cruz?

Es necesario que hoy nos demos cuenta de la inmensidad del amor de Dios por cada uno de nosotros. Él lo ha dado todo por acercarnos a su reino, por justificarnos y darnos salvación. El Señor se conmovió de nosotros y nos limpió, sanó y restauró en la sangre de Jesús. Nos hizo además herederos de  su reino y nuevas criaturas, por eso hoy y todos los días, es necesario meditar  y recordar que Jesús entregó su vida para darnos libertad y victoria.

Antes de que le conocieras, él pensó en ti y entregó su vida para hacerte merecedor del perdón de Dios. No sé cuál es tu pecado, no sé qué te separa de Dios y desconozco si hay en tu corazón arrepentimiento pero lo que si puedo decirte con la seguridad del amor con qué Dios me ha amado, que él está esperando por ti para darte vida y paz. Él no te ha olvidado, te sigue esperando y está con los brazos abiertos deseoso de recibirte, consolarte y darte una oportunidad.

¿Se puede amar más? Déjate arropar por el amor de Dios que te da paz y alegría y sé agradecido porque otro ocupó tu lugar sin merecerlo para rescatarte y darte salvación.

Es urgente recordar que mientras nosotros pecábamos, y aún lo seguimos haciendo, él moría por nosotros. No olvides que  su amor nos restauró, nos hizo nuevos y nos ha hecho herederos de una promesa eterna.

¡Gratitud por los siglos de los siglos con nuestro Señor porque su misericordia nos ha sostenido!

Trabajando y sirviendo al mejor de los jefes,

Laura Sánchez.

Alégrate porque su misericordia te ha salvado.

¿Quién se ha compadecido de ti y ha perdonado tus errores?
¿Quién ha pagado las deudas que debías sin pedirte nada?
¿Quién te ha dado oportunidades sin límite para empezar de nuevo?
¿Quién te ha consolado en toda angustia y tribulación?
¿Quién ha llevado el peso de tu carga gratuitamente?
¿Quién ha escuchado tu clamor y necesidad?
¿Quién ha ocupado tu lugar para asumir la culpa?
¿Quién se ha dado a sí mismo por ti?
¿Quién te protege incondicionalmente cuando sientes temor?
¿Quién te perdona y olvida para siempre lo que hiciste?
¿Quién te provee de bienestar cuando nada hay ni nada tienes?
¿Quién te da su paz en mitad de la angustia y tribulación?
¿Quién ha hecho en tu vida posible, lo imposible?

Si nos hacemos estas preguntas, la respuesta jamás tendrá un matiz humano porque nadie sería capaz de entregarlo todo por nadie de esta manera. Sólo Dios, en su eterno amor lo entregó todo. Dio a su único hijo para redimirnos, salvarnos, consolarnos, restaurarnos, libertarnos y darnos vida eterna. Jehová, nuestro Señor y Padre, no nos ha pagado conforme a nuestra maldad e iniquidades, él nos ha colmado de sus bendiciones y, por su gracia, somos lo que somos.

Y hoy, tú y yo, debemos alegrarnos porque:

Ya no somos culpables, Dios nos ha eximido de toda culpa.
Ya no somos esclavos, Dios nos ha dado libertad.
Ya no vivimos en tinieblas, Dios nos ha dado su luz.
Ya no estamos cansados, Dios lleva nuestra carga y multiplica nuestras fuerzas.
Ya no tenemos temor, Dios nos ha protegido.
Ya no hay preocupación en nuestro corazón, Dios nos ha dado esperanzas.
Ya no hay tristeza ni perturbación en nuestro interior, Dios nos ha dado su paz.
Ya no hay necesidad sin solución, Dios tiene el poder para hacer posible lo imposible.

En el amor de Dios lo tenemos todo. Él es nuestra fuerza, nuestro refugio, nuestra esperanza.

Oremos:

Padre, gracias por la inmensidad de tu amor. Nuestra humanidad no nos permite entender la grandeza de tu bondad y compasión. Gracias por amarnos desde el principio y hasta el fin. Gracias por tener piedad de nosotros y no pagarnos conforme a nuestros fallos y pecados. Gracias por llevarnos a tus brazos y consolarnos, por entregar a tu único hijo, para que él, sin ninguna culpa ni mancha, ocupara nuestro lugar y así darnos perdón, libertad y salvación. Gracias Señor, no sabremos cómo agradecerte.

Te entrego mi vida y la de todas las personas que reconocen amarte y quieren darte gracias el día de hoy por tu bondad y misericordia. Como tú, ninguno Señor; sólo tú eres Dios, poderoso, invencible, amoroso y compasivo. ¡Te amamos!

Trabajando y sirviendo al mejor de los jefes,

Laura Sánchez.

Él no desprecia el corazón que con humildad le busca

Como este corazón de piedra, muchos tuvimos, tienen y seguirán teniendo el corazón; pero Dios, amplio en perdonar y grande en misericordia, escuchará la oración y el clamor de un corazón humillado, arrepentido y necesitado.

¿Cómo está tu corazón hoy? Quizás conozcas a Dios desde hace mucho tiempo y tengas una relación estrecha con él pero el pecado, a veces, vestido de magia y encanto, nos aparta de Dios y nos hace tener nuevamente un corazón de piedra que nos aleja del Señor y de su plan.

No sé cuál es tu situación y tu relación con Dios pero tú y él, sí que lo sabéis. Es momento de pensar y reflexionar en las cosas que hemos dicho, hecho, pensado y creído que nos han hecho tener un corazón frío, endurecido, insensible e inquebrantable. Es tiempo de desarmar el caparazón que cubre nuestro corazón, poner el cordón del arrepentimiento —como ilustra esta imagen el día de hoy— y, arrepentidos, acercarnos a Dios con un corazón sincero que reconozca el error y recibir así su perdón.

Creer en Dios no te hace perfecto ni te concede un alma inmacula. El pecado está a la orden del día y sólo en Jesús podemos resistirlo, enfrentarlo y permanecer firmes. Somos pecadores y mientras habitemos la tierra, nos enfrentaremos al pecado diariamente; pero revestidos de Cristo podemos hacerle frente y seguir nuestro camino con los ojos puestos en Dios sin abandonar nuestro propósito y llamado a ser parte de su reino. ¡Revestidos de Cristo, venceremos!

¿Quieres ser sanado, liberado, fortalecido, perdonado, restaurado? Acércate a él y no refrenes tu lengua para confesar tus faltas. Él las conoce porque nada le es oculto. Dios no puede ser engañado ni burlado. En silencio y humildad acércate a Él, te escuchará, perdonará y te dará las fuerzas que necesitas para continuar.

No conozco la magnitud ni el motivo de tu pecado, pero te animo a no seguir privándote del perdón restaurador que te ofrece Dios a través de Cristo cada día. No te niegues a disfrutar de una relación estrecha, directa y cercana con el Señor. Dios te hará otra persona y jamás te despreciará si le buscas con humildad.

 

Trabajando y sirviendo al mejor de los jefes,

Laura Sánchez.

Su paz te alcance y gobierne tu vida

Para habitar, vivir y disfrutar la paz del Señor hay que buscarle y acercarse a él. No podemos pretender tener paz y tranquilidad si estamos lejos y no nos ocupamos de seguir la verdad y crecer espiritualmente. Pero debemos tener claro que crecer espiritualmente no significa únicamente diezmar, ir a la iglesia cada domingo, dar un kilo de arroz como ayuda a los necesitados y orar de vez en cuando por los afligidos. Crecer espiritualmente significa buscar y depender totalmente de Dios. ¿Sabes qué significa eso? Significa renunciar a nosotros mismos y a nuestra capacidad de querer saberlo, hacerlo y controlarlo todo.

¿Puedes dejar que alguien haga algo que sólo tú crees hacer bien? ¿Vas a confiar en la capacidad que tienen otros de realizarlo? Yo soy la primera que lucho con este tema. Me cuesta muchísimo dejar mi responsabilidad en manos de los demás porque creo que las cosas no quedarán igual. Actuando de esta manera he sufrido mucho y luchado incansablemente con la perfección y el detalle, cuando muy lejos estoy, pero muy lejos de ser perfecta. Sólo él es perfecto y por su gracia puedo alcanzar a ser lo que no soy.

Dios me ha enseñado que sólo él tiene el control y que los demás también pueden hacer bien las cosas e inclusive habrá quienes lo hagan mucho mejor que yo. Cuando comprendí esto entonces crecí espiritualmente porque busqué al Señor, reconocí mi falta y pedí su ayuda; porque sólo él puede cambiarme y hacerme una persona paciente y humilde. Acto seguido, confié y vi que por el camino que Dios me lleva siempre estoy a salvo porque él tiene todo bajo control y no soy yo la que con mi voluntad y criterio escojo lo que creo que me conviene o es lo mejor, sino que busco su consejo y dirección en cada cosa que hago y emprendo.

Desde entonces, así como la imagen que elegí para la postal de hoy, el camino se despejó, hubo paz en mi corazón y tranquilidad en mi interior.

Hoy Dios ha puesto en mi corazón compartir mi testimonio y decirte:

No te quedes mirando de lejos y pidiendo a gritos la paz de Dios. Acércate a él, reconoce tus luchas, encomienda al Señor tu restauración, confía, el camino se abrirá delante de tus ojos y habrá paz en tu corazón.

Trabajando y sirviendo al mejor de los jefes,

Laura Sánchez.

Dios no está sordo y su brazo sigue extendido para ayudarnos.

Empezar a leer el capítulo 59 de Isaías conforta nuestro espíritu porque nos confirma que Dios no está sordo a nuestras súplicas ni ha escondido su mano para salvarnos. El Señor en su infinita justicia nos escucha, atiende y salva. Pero si seguimos leyendo a continuación el versículo 2 de este capítulo, nos habla de lo que realmente nos separa de la gracia y favor de Dios.

Nuestras iniquidades, faltas y pecados causan una enorme división y nos apartan del Señor. El pecado hace que Dios esconda su rostro de nosotros porque es algo abominable para él. En su poder y santidad Jehová quiere que reconozcamos nuestras faltas y nos apartemos de ellas para ser lavados de la imperfección del pecado y busquemos andar como él nos ha dicho, no por capricho sino para obtener su bendición y gracia.

¿Qué problema enfrentas hoy? ¿Dónde estás, en la luz o en las tinieblas? De allí te sacará Dios y su diestra te sostendrá. No temas, no dudes, no pierdas la esperanza. Solamente reconoce tu error, tu pecado y confía porque la misericordia de Dios te renovará y te traerá a la luz nuevamente.

No nos apresuremos ni corramos al mal, no vayamos al camino ancho por donde todos pasan, recordemos que nuestro camino es el camino angosto y aunque su paso es estrecho y pocos entran, debemos luchar para cruzar la estrechez y seguir rumbo a la meta sin claudicar ni darnos por vencidos. Porque muchos, creyendo que caminan correctamente, siguen en tinieblas dando palos de ciego y caminando a tientas. Muchos buscan justicia y paz sin éxito porque el pecado les impide ver.

Reconoce tus faltas y errores y tus ojos verán las bondades de Jehová. Hazlo hoy y desde ahora, y para siempre la protección divina será sobre ti y tu familia.

Con pecados sí, pero con todos reconocidos delante de Dios sigamos rumbo a nuestra meta sin desfallecer.

¡Bendiciones!

Trabajando y sirviendo al mejor de los jefes,

Laura Sánchez.

Imagen

Nos alegramos y por la paz de Israel oramos

Nos alegramos y por la paz de Israel oramos

Durante esta semana Israel celebra 66 años de independencia y nos sumamos a la celebración del pueblo santo, porque la promesa dada por Dios del retorno a su tierra, se cumplió. Perseguidos y asolados han sido, porque se apartaron de Jehová en desobediencia y rebeldía y sufrieron las consecuencias de su frialdad, pero el amparo del Señor siempre ha permanecido con ellos. En la perdurabilidad de este pueblo y a a pesar del intento por borrarlo de la historia, podemos ver la fidelidad y el amor de Dios.

Soportando invasiones, divisiones, guerras, juicios, holocaustos y desterrada su gente, Israel emergió de la nada en 1948 cuando se proclamó nación y sus habitantes emigrantes y desplazados por mucho tiempo pudieron retornar. De nuevo la fidelidad y mano de Dios les sostuvo y su tierra estéril dio fruto y fue sanada.

Hoy, damos gracias a Dios por permitirnos ver su grandeza en esta tierra y oramos por este pueblo del que somos parte, del que somos adoptados y al que un día Dios nos sumará porque somos el remanente, merecedor por gracia, de las mismas promesas. Bendita seas Israel, nación Santa, no te apartes de tu Dios, celebramos contigo tu independencia y libertad, tu restauración y soberanía.

Bendeciré a los que te bendijeren (Génesis 12:3) Y hoy te bendecimos!!

¡Feliz Independencia Israel!