¡Venciendo la adversidad de rodillas!

Aunque se crea que para ganar una batalla es necesario tener armas de gran alcance, un plan de ataque estratégico y un ejército, la realidad de un cristiano es otra. Tú y yo tenemos una guerra declarada desde el día que dijimos, sí a Cristo y le entregamos nuestro corazón. Somos el objetivo del enemigo y se esforzará todos los días de nuestra vida en desanimarnos y atacarnos.

¿Te acaban de diagnosticar una enfermedad? ¿Te han dicho que eres estéril?¿Enfrentas alguna crisis financiera?¿No consigues empleo?¿Tienes problemas conyugales?¿Se ha enfriado tu relación con el Señor? Si respondes sí a alguna de estas preguntas debes bajarte de la silla de la comodidad e intensificar tu clamor a Dios sea cual sea tu situación, teniendo claro que, Dios no responderá primero porque ores más, no se trata de cantidad y rapidez en la contestación a nuestra oración, se trata de confianza y fe en él. Dios no concederá lo que pidamos porque él sea bueno o maravilloso, qué lo es, él nos dará lo que necesitamos en el tiempo que debamos recibirlo porque desde antes que abramos nuestra boca él conoce nuestras necesidades.

Cuando oramos se activa nuestra relación con Dios y se transforma en la llave que abre los cielos y permite que las bendiciones del Señor sean sobre nosotros para que cada problema sea solucionado por su amor y gracia. En la batalla que libra un cristiano la postura más adecuada no es al frente del pelotón con armas, la postura idónea es permanecer de rodillas y en actitud de oración, clamando al cielo e intercediendo por los demás, como lo hizo Jesús el día que fue entregado, cuando se postró de rodillas y oró por ti y por mí para que Dios Padre tuviera misericordia de nosotros y perdonara nuestros pecados. ¡Él venció!

El llamado de hoy es a orar sin cesar, pero a trascender en ello, imitando a Cristo. ¿Ante una necesidad, ante el peligro, ante la duda? ¡Ora! Clama al Señor y él inclinará su oído, te escuchará y responderá a tu necesidad, no cuando tu quieras, sino en el tiempo adecuado. Y la forma es eso, sólo una forma. Dios nos escuchará igual si oramos de pie, sentados, en grupo, en la cama o de rodillas, pero hacerlo de esta manera es una muestra de obediencia al ejemplo de Jesucristo. Orar de rodillas no es más especial, orar de rodillas es reconocer con humildad nuestra dependencia y confianza en Dios. ¿Por qué no ponernos de rodillas ante nuestro Dios para reverenciarlo y orar si hay muchas personas, como los musulmanes, que se postran de rodillas hasta tres veces al día donde estén, para orar a su dios? El motivo más importante, es hacerlo, porque él lo hizo. Se arrodilló cuando iba a ser prendido en el monte de los olivos y oró por ti y por mí diciendo:

No ruego que los quites del mundo, sino que los guardes del mal.

Juan 17:15

¿No es esto suficiente para seguir el ejemplo y ganar las más grandes batallas?

¡De rodillas y en oración es como podemos vencer!

Trabajando y sirviendo al mejor de los jefes,

Laura Sánchez.

¿Qué será lo siguiente? ¡Persevera hasta el fin!

Martes, tercera semana de enero, día 13. Sólo han pasado 13 días desde que despedíamos el año y empezábamos un nuevo camino, un nuevo tiempo, pero los acontecimientos que nos rodean siguen siendo los mismos o quizás peores.

Noticias que empañan la realidad que intentamos vivir y en la que sobrevivimos por la misericordia y el amor de Dios. Hace una semana atentaban sin miramientos, terroristas yihadistas, en Francia. Ayer en Nigeria morían 2000 personas a manos de otros grupos radicales y en Europa se determinaban medidas para enfrentar la crisis económica que deja muchas familias sin trabajo y vivienda. En México siguen sufriendo por la desaparición forzada y violenta de 53 jóvenes a manos del narcotráfico y en Venezuela sufren por la escasez de alimentos y la inseguridad, mientras continúan las amenazas de oriente a occidente y en Siria son más los cristianos perseguidos y torturados.

¿Qué más tiene que pasar para que doblemos nuestras rodillas e invoquemos el nombre del Señor?

¿Qué será lo siguiente?¿Qué tiene que ocurrir para que busquemos y confiemos en Dios?

Yo no quiero seguir leyendo un periódico que inunde mis ojos de tragedias y malas noticias, yo anhelo la paz y la justicia pero el Señor nos advirtió lo que pasaría en los últimos tiempos.

Jesús dijo:

Y oiréis guerras, y rumores de guerras: mirad que no os turbéis; porque es menester que todo esto acontezca; mas aún no es el fin.

Porque se levantará nación contra nación, y reino contra reino; y habrá pestilencias, y hambres, y terremotos por los lugares.

Y todas estas cosas, principio de dolores.

Entonces os entregarán para ser afligidos, y os matarán; y seréis aborrecidos de todas las gentes por causa de mi nombre.

Y muchos entonces serán escandalizados; y se entregarán unos á otros, y unos á otros se aborrecerán.

Y muchos falsos profetas se levantarán y engañarán á muchos.

Y por haberse multiplicado la maldad, la caridad de muchos se resfriará.

Mas el que perseverare hasta el fin, éste será salvo.

(Mateo 24:6-13)

¿Qué más tiene que pasar para darnos cuenta de que esta descripción bíblica se ajusta a nuestra realidad? Enfrentamos rumores de guerras y amenazas de naciones contra naciones. Hay hambre, enfermedades y desastres naturales en el mundo a menudo pero dice la palabra de Dios que esto es sólo el principio, entonces, como se trata de un presente inminente que un día llegará y parece estar cerca, debemos poner nuestros ojos en la meta porque el que persevere hasta el fin, ese será salvo.

Permanece y persevera, porque tu esperanza, fuerza y sostén están en él.

Trabajando y sirviendo al mejor de los jefes,

Laura Sánchez.

No te aferres al pasado, no es sabio.

Es común escuchar que todo tiempo pasado fue mejor y me sorprende encontrar en la Biblia que esta premisa que muchos repiten no es precisamente sabia. Vivir aferrados al pasado no es sano ni edifica, perdemos el presente y no visionamos el futuro.

“Ayer” ya no es y “hoy” transcurre deprisa, mientras pensamos en el pasado y planeamos en función de lo que fue. El mañana no existe, no ha llegado, no se sabe, puede llegar o no, sólo si Dios quiere. Así que nuestro presente, como un regalo de Dios, es el que cuenta y merece la pena vivir.

Hoy, hace cinco días dejamos atrás un año, 365 días y noches que vivimos, disfrutamos, compartimos, crecimos, aprendimos, luchamos, soñamos y lloramos, quedaron atrás, ya pasaron, se acabaron. Hoy, enfrentamos un tiempo nuevo y empiezan para nosotros nuevas oportunidades, metas, proyectos, nuevas luchas y batallas por ganar, cambios, compromisos, retos y grandes victorias que llegarán con la ayuda y protección de Dios.

Lo pasado determina nuestro carácter pero es una decisión lo que marca nuestro paso por la vida. Tú decides ser prisionero o libre, tú decides si eres esclavo o conquistador de tus sueños, tú decides si sigues quejándote o pensando en positivo para disfrutar la vida que Dios te dio. Es verdad que el ayer tiene momentos especiales, personas maravillosas, grandes amistades pero también tristezas, malas experiencias y dolor. Pero si no fuese importante el hoy, entonces Dios habría detenido el tiempo y viviríamos en el pasado siempre, pero no ha sido así, no hacía parte de su plan dejarnos cautivos en el pasado. El presente es la ocasión para cambiar, elegir, arrepentirnos y mejorar. Hemos sido creados para crecer, desarrollarnos, aprender, esforzarnos y volvernos a levantar después de haber caído. Jesucristo fue nuestro presente, nuestro “hoy” en la vida, porque en el pasado estuvimos separados de Dios, pero él perdonó nuestros errores y pecados para asegurarnos un “mañana” libre de culpa y dolor.

En este tiempo nuevo, niégate a la queja y al permanente recuerdo de lo que fue. Niégate a ser arrastrado constantemente al pasado, porque esto trae nostalgia, tristeza, dolor e inclusive depresión. Fuiste alguien y hoy eres mejor por la misericordia de Dios. Que tu pasado sea sólo un testimonio para recordar donde estabas y donde estás hoy.

Vivir el presente es una prueba de fe porque confiamos en Dios, en su poder, fidelidad y amor. Él no nos dejará ni desamparará nunca.

Pero si soltamos y dejamos ir el pasado afirmaremos nuestra realidad y pondremos en práctica lo aprendido de cada experiencia o error. Vivir lamentando el pasado, quejándonos porque las cosas fueron diferentes, no sirve de nada ni ayuda a nuestro crecimiento espiritual. Nos amargamos repitiendo en nuestro pensamiento el deseo de volver atrás para abrazar un a ser querido, llamarlo, saludar a un amigo, compartir con nuestros seres queridos o haber reaccionado o actuado de una u otra forma.

¿Por qué no lo hacemos hoy? Por qué anhelar algo que podemos hacer hoy. ¡Es tu decisión!

Aprovecha este día que Dios te ha regalado, hazlo tuyo, disfrútalo y haz que sea lo suficientemente especial para que no anheles un día igual porque todos tus días son especiales. Que tu vida sea una decisión diaria de dar lo mejor de ti a los demás, perdonar y alabar a Dios con tu obediencia.

Ejercicio:

Quememos todos los recuerdos del ayer que nos hacen daño y los que pretenden aferrarnos al pasado, como lo hace está chica frente al piano. Hay nuevas partituras para nuevas canciones en nuestro presente.

Trabajando y sirviendo al mejor de los jefes,

Laura Sánchez.

Que tengas un excelente 2015 ¡Si Dios quiere!

Siempre que hablaba con mi amiga, al despedirnos le decía, «si Dios quiere, mañana nos vemos» y ella me contestaba: ¡claro que quiere! él siempre quiere.

Y esta respuesta me hacía reflexionar. Claro que Dios siempre quiere lo mejor para nosotros, él siempre desea hacer el bien en nuestras vidas pero ¿y si lo que nosotros queremos no hace parte de sus planes, o si olvidamos que lo que ocurre en nuestra vida es gracias a su poder y majestad, y nos gloriamos creyendo que lo que tenemos es gracias a nosotros mismos?

¿Qué le pides a Dios y qué te pide él?

Tenemos una inmensa lista de peticiones para Dios este año que empieza. Anhelos, sueños, proyectos, deseos, necesidades. Hay innumerables cosas que esperamos de Dios pero ¿y él qué espera de nosotros? ¿Qué nos pide él?

Para empezar, deberíamos recordar las palabras de Santiago cuando habla del día de mañana. Nos esforzamos pero ¿sabemos si llegará?

En muchas ocasiones, repetimos las promesas de Dios como palabras de auto-ayuda y ánimo, utilizamos la palabra de Dios para consolarnos y predicar abundancia, y sí, Dios es bondadoso, misericordioso, justo, amoroso y dador pero Dios también espera de nosotros gratitud, obediencia y fe.

Dios no pone condiciones para tener una relación con él, simplemente hay que creer que él existe. Conocer al Señor y vivir apartado de él es un sinónimo de frialdad y lejanía. Dios quiere que disfrutemos de la relación que él nos brinda por gracia. Él quiere ayudarnos, sostenernos, ser nuestra fuerza y motor. Dios quiere que seamos valientes este año que empieza, dependamos de su favor y vivamos como lo que somos para él: hijos del rey.

¿Qué esperas tú de Dios? Lo mismo que esperas de él, lo espera él de ti. Tú quieres que él te escuche, te responda, te ayude, esté cerca de ti. Él espera lo mismo, no que te acuerdes de él cuando estás triste o vivas circunstancias difíciles únicamente. Él quiere que confíes en su poder y autoridad, él desea que seamos humildes y esperemos en él. Así que no te anticipes a hacer planes, sino que pon en sus manos lo que deseas para que sea Dios quien autorice cada paso que das y te permita pisar en tierra firme. Dios te ama y no quiere que sufras, por eso declara, desde el primer día del año, que harás su voluntad y que cada plan que tengas será posible si Dios quiere.

Si Dios quiere, aquí seguiré trabajando para él,

Laura Sánchez.

 

Recuerda lo que has aprendido y oído ¡No seas tibio!

En dos días habrá concluido el año 2014. Vivimos el día 362 del año y en tres días habrá terminado para dar inicio a un tiempo nuevo. Llegan 365 nuevas oportunidades ¿Estás preparado?

He dicho oportunidades, no riquezas y abundancia ¡cuidado! Hay muchos por ahí prometiendo bendición económica en el nombre de Dios.

Empezar un año nuevo, un ciclo de 12 meses significa tener 365 nuevas oportunidades para cambiar, aumentar la fe, acercarnos a Dios, reconocer nuestras faltas pasadas y luchar para no repetirlas. Pero también significan 365 días de milagros, sanidad, victoria, fortaleza, esperanza, libertad, bendiciones y también provisión. Dios tiene todo bajo preparado.

A tres días de terminar el año te invito a reencontrarte con el Señor y reconocer tus errores delante suyo. Con un corazón quebrantado y arrepentido humíllate delante de él y reconoce en qué fallaste y en qué áreas necesitas su ayuda para ser renovado. Él estará contigo y tu fuerza será. Cada día trabajará para hacerte mejor, no lo dudes, déjate ayudar.

Dios puso en mi corazón hace unos días el texto de Apocalipsis 3:15-16 en el mensaje a las iglesias de los últimos tiempos, concretamente en el que se dirige a la iglesia de Laodicea, a la que llama tibia, y dice así:

Yo conozco tus obras, que ni eres frío ni caliente. !!Ojalá fueses frío o caliente!

Pero por cuanto eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca”.

La palabra de Dios dice: “ojalá” y esta palabra denota un vivo deseo de que suceda algo. Dios quiere que seamos de una manera específica, no términos medios. Dios quiere que seamos valientes y a esta iglesia dice: que ni siendo frío ni caliente, la desechará (le vomitará) porque fue tibia. La palabra “vómito” aparece en la Biblia y suena un poco fuerte pero buscando sinónimos encontramos que hace referencia a un desecho dañino que ha perjudicado nuestro cuerpo y por eso es eliminado. Esforcémonos para estar en la temperatura correcta y no ser fríos ni tibios, para no ser desechados por Dios el día de mañana.

El llamado de nuestro Padre para este año es a ser valientes, cercanos, firmes, obedientes, y al estar en esta actitud no caeremos en tibieza sino que estaremos transmitiendo continuamente el calor de su Espíritu. Reflexiona con firmeza en tu relación con Dios, ¿qué temperatura tienes en este momento? Empezaste el 2014 con el termómetro en 40ºC y lo terminas esta semana en la misma temperatura o ¿estás bajo cero? No sé cuál es tu temperatura, la mía debe aumentar. Así que tomo esta palabra para mí y le pido a Dios firmeza para seguir caminando cerca suyo y aprovechar cada día de este año que empieza, para seguir siendo edificada y transformada por el calor de su espíritu y así compartirlo con los demás.

Demos la bienvenida al año nuevo desde ahora, confiando en Dios y antes de seguir extendiendo nuestra lista de peticiones, sometámonos al Señor y aumentemos el calor de nuestra relación con él. ¿Cómo? Obedeciendo, escudriñando su palabra, meditando, orando, reflexionando, amando y haciendo su voluntad.

¡Feliz Año!

¡Trabajando y sirviendo al mejor de los jefes!

Laura Sánchez.

Oremos así. ¡Él nos escuchará!

Así oró David y como él deberíamos orar nosotros.

El salmista se deleitaba en orar clamando el favor y la ayuda de Dios, y nosotros ¿en qué nos deleitamos? ¿Invocamos el nombre de Dios o consultamos a los amigos, familia, pareja, psicólogos?

Él es nuestra ayuda, protección y pronto auxilio. Ora, clama, invoca el nombre del Santo de Israel que te escucha sin pedir audiencia y está dispuesto a oírte.

Y dice el Salmo 143:10:

¡Líbrame de mis enemigos, oh Jehová!

Tú y yo tenemos enemigos terrenales y espirituales. Aunque no lo parezca, aunque tengamos muchos amigos y seamos personas amables y nobles, tenemos un enemigo que se esfuerza en atacarnos día tras día y pretende hacernos caer y apartarnos de Dios. No tengo que escribir más para que entendamos que el diablo y su ejército de demonios son nuestros enemigos. Pidamos al Señor que nos libre de cualquier ser que, siendo humano o espiritual, busque perjudicarnos o hacernos daño.

En ti me refugio.

Esta corta frase es una gran declaración de amor, fe, confianza, paz , esperanza y dependencia de Dios. ¿Dónde buscas refugio cuando necesitas consuelo y amparo? Búscale a él, refúgiate en él.

Enséñame a hacer tu voluntad porque tú eres mi Dios.

Pedir a Dios que nos enseñe es decirle que estamos dispuestos a ser obedientes, a seguir su verdad y trabajar en su obra. Esta afirmación declara que nos apetece, anhelamos, queremos y nos deleitamos en hacer su voluntad porque sabemos que es agradable y perfecta, y lo hacemos porque él es nuestro Dios y le amamos. Pidamos a Dios que nos dé obediencia y plenitud de gozo en hacer su voluntad. David se gozaba en obedecer al Señor.

Tu buen espíritu me guíe a tierra de rectitud.

La palabra tierra de rectitud hace referencia a un sitio correcto, perfecto, a un lugar maravilloso, a un lugar donde es placentero llegar. Pedir a Dios que su espíritu sea nuestra guía es decirle: “quiero caminar contigo y dejarme guiar por ti Señor”. Llévame adonde tú quieres que esté, donde quieres que habite.

Los salmos que escribió David muestran a un cristiano que depende de Dios, tanto en los momentos de adversidad como en los instantes de gloria y de arrepentimiento. Y tú, ¿qué circunstancia enfrentas hoy? Acércate, él te escuchará.

Trabajando y sirviendo al mejor de los jefes,

Laura Sánchez.

El que no escucha consejo no llega a viejo.

Lo que desde niños hemos escuchado de nuestros padres lo dijo Dios desde el principio.

“El que no escucha consejo no llega a viejo”.

Dios no lo dijo de esta manera pero nos dejó un mensaje claro que dice que escuchar el consejo y recibir la corrección nos dará sabiduría en la vejez, lo que se traduce en el dicho o refrán que desde la niñez nuestros oídos han escuchado.

Es maravilloso sentir el amor de Dios en cada palabra de la Biblia, el esfuerzo sobrenatural por transmitirnos un mensaje claro sin adornos ni enredos. El Señor quiere que obtengamos sabiduría y nos da el secreto para conseguirlo. Escuchar y recibir. Atender y captar.

No es fácil escuchar ni recibir el consejo de otros. Nos cuesta atender la experiencia de los que son mayores, de los que ya han vivido, inclusive nos cuesta escuchar a Dios. Nos es difícil sujetarnos y aprender, porque insistimos, muchas veces, en obtener la experiencia por nuestra cuenta y vuelvo a escuchar a mi madre decir: “Se lo dije, se lo dije, como no escucha…”

Dios nos está evitando esta reprimenda con su palabra, nos está aconsejando para adquirir sabiduría, madurar y llegar a la vejez. Porque el que siendo joven no atiende el consejo de los que ya han vivido y han pasado por diversas situaciones y experiencias, sufrirá, lo pasará mal y recordará el consejo cuando esté pasando por pruebas, pero quizás sea tarde.

Como decía antes, alguna vez he recordado el consejo de otros cuando he tenido que enfrentar diversas pruebas porque precisamente no escuché. Yo soy la primera que me he resistido, algunas veces a escuchar, porque creo que sólo viviendo las experiencias aprenderé. Pero, ¿y si escucho a Dios y sigo su consejo? ¿y si evito el sufrimiento y el dolor? Cuando lo he hecho, he entendido que hay bienestar y bendición en la obediencia.

Hoy es el día de escuchar y atender, a Dios, a tus padres, a tus abuelos, a los que ya han vivido la prueba que enfrentas o, probablemente, enfrentarás.

Escuchemos y recibamos porque hay bendición en la obediencia y el que no hace estas cosas se aleja de la sabiduría.

Trabajando y sirviendo al mejor de los jefes,

Laura Sánchez.

No presumas ni te jactes, él te recompensará.

Los seres humanos creemos que valemos más por lo que tenemos que por lo que somos y entonces, permanecemos en constante lucha por destacar, prevalecer, ser los primeros, los mejores y demostrar lo que hacemos y de qué somos capaces; pero ¡oh sorpresa¡ cuando nos encontramos con que no es necesario hacer ver lo que de corazón hacemos por y para otros porque nuestro Dios todo lo ve y él conoce las intenciones de nuestro corazón, con lo cual, no debemos seguir esforzándonos para aparentar o lucir como buenos cristianos delante de los demás, porque a quien realmente le importa la fuerza y sensatez de nuestra fe es al Señor y a él no podemos engañarle.

Jesús, conociendo esto, dijo que no era necesario demostrar públicamente que se estaba orando y dando limosna, más adelante, dice que tampoco es necesario proclamar que se ayuna porque todo esto, que se hace en lo secreto, en la intimidad con Dios, él mismo lo recompensará públicamente; pero si nosotros nos encargamos de hacer algo y alabarnos o engrandecernos por ello no recibiremos la recompensa del Señor.

Cuídate de dar para ser visto o compartir para que otros te exalten por ser un alma generosa. A Dios no le gusta esta actitud. Él quiere una actitud humilde y noble para que dar sea una demostración de amor para con los demás y de obediencia hacia él.

Permanezcamos atentos ante los deseos de destacar presumiendo de lo que somos y hacemos, porque no hay mérito en ello y antes contristamos al Espíritu Santo y entristecemos al Señor.

Antes fuimos así; hoy, gracias a su gracia, somos nuevas criaturas. No dejemos que vuelvan a nosotros viejos patrones de conducta que nos mantenían alejados de Dios. Hoy tenemos la oportunidad de ser recompensados por el Señor públicamente si de corazón damos y hacemos las cosas no buscando la gracia de los hombres.

Reflexionemos esta semana y hagamos las cosas en secreto, como le gusta al Señor.

¡Feliz semana!

Trabajando y sirviendo al mejor de los jefes,

Laura Sánchez.

Estas palabras estarán sobre tu corazón.

Dios nos ama tanto que buscando nuestro bienestar nos dio una ley, no por capricho ni autoridad sino por amor y misericordia. Nos dio sus estatutos para ponerlos en práctica y prolongar nuestros días en la vida.

Hoy comparto un diseño especial, descargable e imprimible en formato jpg y pdf  de los 10 mandamientos para que los recordemos, los leamos, en la puerta de nuestra casa permanezcan y gobiernen nuestro hogar. Él nos pidió meditar y hablar de ellos a los niños, al despertar, al acostarnos y cuando vayamos por el camino.  (Deuteronomio 6:6-9)

¡Bendiciones!

Trabajando y sirviendo al mejor de los jefes,

Laura Sánchez.

MANDAMIENTOS NIÑOS    (Archivo pdf)

MANDAMIENTOS NIÑOS

LOS 10 MANDAMIENTOS    (Archivo pdf)

LOS 10 MANDAMIENTOS

Imagen

Orando por Colombia.

Orando por Colombia.

«Si el Señor no edifica la casa, en vano trabajan los que la edifican;
si el Señor no guarda la ciudad, en vano vela la guardia».
Salmo 127:1

Hoy, son las elecciones presidenciales en Colombia, el país donde nací, y aunque vivo lejos hace 8 años, aún me siento responsable, y quiero seguir estándolo, de seguir orando por sus habitantes, líderes y gobernantes.

Lo mínimo que podía hacer hoy era esto. Pedir una oración por Colombia, para que Dios perdone a esta nación, para que Dios olvide las ansias de poder que han sumido al país en una guerra hace más de 50 años y que se traduce en dolor, tragedia y desesperanza.

Oremos para que la mano de Dios gobierne en los corazones de todos los ciudadanos de este hermoso país de Latinoamérica. Para que él aparte de Colombia la maldad, el desánimo, la violencia y la guerra de la que muchos somos víctimas, de alguna u otra manera. Hoy, somos muchos colombianos en el extranjero por muchos motivos pero lejos de nuestra tierra, lo único que podemos hacer es pedirle a Dios que ayude a los líderes y gobernantes a gobernar con cordura, sabiduría e inteligencia. Que Dios les aparte del soborno y la malicia. Que les dé un corazón nuevo, un corazón que le busque y ame para que haya sanidad en nuestra tierra.

Ora por Colombia y aprovecha la coyuntura para orar también por tu país. Ora por sus líderes
para que vuelvan sus ojos al cielo y les sea dada sabiduría. Que reciban del Dios Eterno, inteligencia, sensatez, prudencia y entendimiento para gobernar. Amén.

Trabajando y sirviendo al mejor de los jefes,
Laura Sánchez.

Imagen

No dudes más ¡Él es real!

No dudes más ¡Él es real!

¿Es sabiduría contender con el Omnipotente?
Job 40:2

¿Cuántas veces te preguntaste la existencia de Dios?
¿Cuántas veces te planteaste que ni hambre, ni guerras, ni pobreza en el mundo habrían si realmente existiera Dios?
¿Cuántas veces has clamado y no ha habido respuesta en tu tiempo y has perdido la esperanza?
¿Cuántas veces?

Con estas preguntas recuerdo lo que un día fui y lo que soy hoy gracias a Dios..
Alguna vez pensé que si Dios existía no debería haber maldad en el mundo ni pobreza, ni hambre, alguna vez oré y la respuesta tardó y dudé, pero aún no conocía realmente a Dios. Dudaba porque desconocía su poder y su grandeza. Fui como Pablo y de alguna manera perseguí la Iglesia con mis palabras y juicios, con mis actitudes.

Hoy no hay dudas en mi corazón y cito a Job el día de hoy, porque es el mejor ejemplo de duda.
Job amaba a Dios y era un hombre integro ante los ojos del Señor, pero un día las cosas empezaron a ir mal, perdió todo, sus riquezas y su familia, un día se quedó solo y su cuerpo enfermó y entonces Job renegó y dudó. Job quiso morir, quiso no haber nacido. Se quejó de la vida y de lo que le pasaba, no entendía nada, pero en ningún momento de su padecimiento Dios le abandonó, antes le hizo reflexionar a través de sus amigos, que escucharon su tristeza y le reprendieron. Cómo Job, hemos sido muchos, hemos tenido momentos de gran tristeza que nos han llevado a cuestionar a Dios, las palabras o dudas de otros nos han hecho plantear nuestra fe en algún momento, pero son solo mentiras y sutiles estrategias del enemigo para robarnos un derecho que por amor nos ha dado Dios. Somos suyos, le pertenecemos a Dios, somos sus hijos ¿Cómo nos va a ignorar?

Y para responder a estas preguntas, tuyas o de los demás. No existen guerras, ni hambre ni pobreza en el mundo porque Dios no exista, existe todo esto porque el hombre quiere ser dios, porque el hombre contiende con su Creador y se ha revelado en contra de él desde el principio de su existencia. El hombre no quiere someterse ni obedecer a Dios, cree que a sí mismo se basta y no necesita nada más. Compite, pelea, roba, mata, destruye, esconde, abusa, engaña, traiciona, gobierna con mezquindad y olvida a Dios. ¿Entonces? Mientras esto exista habrá hambre, guerra y pobreza en nuestro mundo. Mientras los hombres no vuelvan los ojos al cielo y su corazón a Dios, no habrá paz.

Y si oramos y la respuesta tarda, no significa que Dios no existe, no significa que hablamos al viento. Dios nos escucha y contestará nuestra súplica porque antes de que abramos nuestra boca él conoce nuestra necesidad. Lo que ocurre es que quiere que tengamos fe, que creamos en él y en su poder, lo que ocurre es que Dios no obra a capricho nuestro. Él tiene un plan y un tiempo para cada cosa, no es cuando nosotros decimos y cuando queremos, es cuando él lo considera oportuno y correcto, esto hace parte de su plan para nuestra vida y de nuestra dependencia a él.

No desesperes, en medio de la tormenta, él está ahí, no dudes, no dejes de orar, no pierdas la esperanza, !con Dios las cosas funcionan! Solamente espera y sé paciente porque su respuesta llegará.

Trabajando y sirviendo al mejor de los jefes,
Laura Sánchez.