¿Qué Padre no conoce los deseos de sus hijos y no se esfuerza en ayudarles a conseguirlos? Dios conoce nuestras necesidades y los anhelos de nuestro corazón, él sabe qué nos hace falta o qué nos gustaría alcanzar pero nos anima a gozarnos en su poder y autoridad. Nos anima a creer, confiar y disfrutar de ser sus hijos. Cuando leemos en este salmo «deléitate» podríamos traducirlo como «gózate, disfruta, alégrate» en el Señor, en su presencia, en su poder, en su amistad.
En Dios tenemos al mejor de los amigos, él nos brinda una amistad incondicional y sincera. Tenemos su favor y misericordia. El dueño del universo y creador de todo cuanto ven nuestros ojos es nuestro mejor amigo y nos ama, y desea que nos gocemos en él así como nos alegramos con nuestros amigos terrenales. ¿Qué haces con tus amigos? Quedas para hablar, saludarles, contarles tus problemas o tus alegrías. Les llamas y les deseas un buen día, celebras sus triunfos y victorias.
Y con el Señor, ¿cómo es tu relación?
Si él es nuestro mejor amigo ¿por qué apenas hay tiempo para quien es lo más importante en nuestras vidas? ¿Por qué no le llamamos para saludarle y escucharle? ¿Por qué sólo nos acordamos de él en momentos de necesidad y cuando nos urge su gracia o para que nos defienda? No seamos ingratos, gocémonos en la amistad que Dios nos ha brindado y acerquémonos a él como hacemos con nuestros amigos y valoremos que él nunca estará ocupado para atendernos. Dios nos escucha en cualquier momento y lugar aun a pesar del día que haga y aun a pesar de nuestra ingratitud. Él ignora nuestro silencio y distancia y nos vuelve a saludar y abrazar como si no le hubiésemos ignorado.
No te apartes de quien todo por ti lo ha dado. Antes, acércate y gózate en el Dios de tu salvación. Él conoce cada una de tus necesidades y te permitirá lograr y conseguir los deseos de tu corazón si te alegras en su presencia. Es tiempo de disfrutar de la amistad incondicional que nos ofrece Dios.
¿Qué harás para empezar a vivir una relación estrecha con el Señor y no una relación basada en el interés o en el cumplimiento de un favor urgente? Él está con nosotros en las buenas y en las malas pero, ¿y nosotros? Esforcémonos en ser fieles, sinceros y cercanos a Jesús, nuestro amigo incondicional; dediquemos el tiempo necesario para quedar con él y ponernos al día como hacemos con nuestros amigos. Que no sea tu mejor amigo el último en enterarse de tus tristezas y alegrías.
Trabajando y sirviendo al mejor de los jefes,
Laura Sánchez.